domingo, 20 de febrero de 2011

...los políticos peruanos....



…los políticos peruanos…


Por: Fernando A. Bravo Prado




Los políticos, esa raza de arpías que constituyen la más repugnante representación del desprecio por la patria, ahora han inundado las pantallas de televisión e invadido hasta los programas de cocina; ahora sus rostros circulan por las páginas de los tabloides, por las paredes de las esquinas, por los postes de alumbrado público, en cartelones diseminados por todas las ciudades; y toda esa materia sucia y putrefacta que debería estar confinada al ejercicio del olvido y el desprecio total, se nos cuela por entre la vida cotidiana con sus apariciones ridículas, anacrónicas y dañinas, haciendo la existencia mortificante; envileciéndola y degradándola al punto de convertirla en algo insufrible y despreciable.
Su doctrina es la demagogia. Sus escuelas de formación muchas veces son esas universidades mediocres que tanto abundan por esta zona. Cualquier casona antigua con pinta de solar añejo es convertida (como signada por el artilugio de un mago medieval) en campus universitario, en alma mater y centro de aglutinamiento de especialidades seudo-técnicas. Los propietarios, pensando bastante en el lucro y muy poco en la educación, buscan el nombre de cualquier científico europeo o norteamericano que haga juego con su estafa educativa y colocan los sustantivos en rótulos grandes y llamativos; después, los mandan colgar en uno de los balcones de sus casonas decimonónicas.
Los políticos son felices en democracia, bajo ese sistema es donde mejor ejecutan sus fechorías y donde más incrementan su prontuario. Duele admitirlo, pero es así. Por eso es que cuando algún dictadorzuelo se adueña del poder entran en pánico y se transforman en falsos e hipócritas adalides de la libertad. Lo son en realidad, de su bolsillo y de la adicción al oprobio sistemático.
Hablemos claro, las democracias bufonescas de Latinoamérica están muy lejos de encajar en los verdaderos ideales del equilibrio de poderes; nuestras democracias raquíticas languidecen en una cortina de polvo tóxico que día a día es alimentada por la cleptocracia, la mentira, el agravio, las componendas, la difamación, la ley de más pendejo y la búsqueda del oro ajeno y el saqueo de estado.
Es una falsedad y un tonto consuelo el creer que estos individuos constituyen un mal necesario en nuestra sociedad. Nuestra defectuosa y apañadora democracia jamás propondrá un mecanismo y una estrategia efectiva para erradicar a esta raza de Morloks, simplemente porque la gente llamada a legislar este cambio está conformada por ellos mismos. Para realizar el acto del Harakiri se necesita cierta dosis de valentía y honor… eso es algo que nuestros políticos están incapacitados de conocer por una cuestión genética. El círculo es vicioso y nuestra paciencia linda con la candidez patológica. La cura está infectada con el propio mal que pretende combatir.
Este no es un segundo Politeama (Aunque el maestro Gonzáles Prada sigue siendo mi luz al final del camino) y mucho menos un panfleto anarquista inyectado con el virus de la rabia. Esta es la protesta justa del ciudadano asqueado, del individuo que está harto de ver postular a sendas bailarinas a las curules del hemiciclo; cantantes, voleibolistas, prostitutas, payasos sin la más mínima instrucción; gente indecente, cuestionada, denunciada, investigada, abyecta y cínica.
Enciendo el televisor y veo tránsfugas, ladrones sin el más mínimo escrúpulo, gente sin moral y sin nivel; hambrienta, huachafa e indigna. De ese material está hecha nuestra clase política, sin partidos verdaderos, con miembros que a veces están ligados al narcotráfico, que se guarecen detrás de una hoja de coca para poder conspirar contra el estado impunemente. El Perú no tiene democracia, hablemos claro; esta nación vive una oligarquía perniciosa y brutal, una seudo democracia débil y marchita.
Esta no es la bravata del que busca la anarquía y el sacudimiento de los cimientos de los patria por medio de una revolución violenta. No, eso no. Esta es la voz firme y sin tapujos del que busca una revolución sí, pero una revolución cultural, un cambio de rumbo que erradique a esa lacra que hace más daño al país que décadas y décadas de delincuencia doméstica. Ellos, son tan ladrones como los que asalta un banco con las manos armadas, sólo que al vestir con saco y corbata disimulan mejor sus delitos y caen bien a la platea cegada por el hastío.
Una revolución cultural que marque el derrotero de un cambio verdadero. Nadie quiere dictaduras, ni aventuras marxistas, ni revueltas; de eso el Perú ya está cansado. Hablo de una revolución cultural que instaure una verdadera democracia, una de verdad (No ese guiñapo mal trajeado, vejado e inocente que tenemos hoy), una democracia que tenga los pantalones (o las faldas) para acabar con tanta corrupción y con tanta impunidad, una democracia que sea capaz de encarcelar a los enemigos del país; que tenga la capacidad de desaparecer a los ancianos mafiosos que se esconden detrás de la figura de la inimputabilidad, a los lobbistas de espíritu lumpen, a los ex funcionarios ladrones que se ocultan detrás de la figura de la prescripción, a los seudo parlamentarios que fabrican leyes con nombre propio, a los adictos a los negociados, a los que afirman que “la plata llega sola”, a los que compran a la prensa para que ésta les sirva de escudo, a los que construyen obras con el afán de la figuración y no del beneficio común, a los que tienen vínculos con el narcotráfico y se aferran a la inmunidad congresal para seguir delinquiendo, a los que sobrevaluan los proyectos, a los que educan a sus hijos con el dinero del país, a los que practican el turismo con el peculio del estado, a los sobornadores compulsivos, a los que venden la riqueza de la nación a las transnacionales y a los grupos de poder, a los que les mienten a los indígenas para exacerbar la violencia, a los que le dan la espalda al Perú, ya sea por interés, maldad, espíritu de cuerpo, consigna partidaria o afán de perpetuidad.
Una democracia que no permita que legisle el cantante, la vedette, el hombre sin profesión, la prostituta jubilada, el actor cómico, la voleibolista, los oportunistas de callejón; una democracia que exija un mínimo de preparación para acceder a una curul: La elección del votante estresado, indiferente y farandulero está llenando la representación nacional de gente improvisada, gente que se apoltrona en el congreso a tratar de aprender en el camino y que termina haciendo el ridículo y corroyendo las estructuras del legislativo hasta desprestigiarlo completamente. Quitémosles esta opción a los votantes irresponsables, cambiemos las reglas de juego: ¿Desea ser congresista?, Requisitos: “Peruano de nacimiento, mayor de 30 años, título profesional universitario (OBLIGATORIO), curso obligatorio de Labor Congresal aprobado y certificado por el estado, para evitar que los parlamentarios novatos se tomen el lapso de 02 legislaturas en aprendizajes (habría que crear esta escuela que debería tener como profesores a personal con experiencia en el legislativo), probidad A1 (sin antecedentes policiales, ni penales, ni investigaciones en curso)”. Me gustaría ver si con esos requisitos las listas de postulantes al congreso se atiborrarían de mequetrefes, creo que lavaríamos una sección de la herida y curaríamos una parte de la llaga. El congreso debe ser una cumbre de profesionales calificados y bien capacitados, no una costra inmunda de personajillos de media noche y de cantina. Hasta ahora recuerdo a esa señora (esa mujer surrealista ataviada con ropajes andinos a la que llaman congresista), a la que le pagan con mi dinero, la que fue fotografiada haciendo alarde de su analfabetismo en un papelito que hasta un niño de seis años escribiría con más decencia; al día siguiente gritaron: ¡discriminación!... Esa señora no puede ni hablar, ¿cómo va a legislar?, los asesores, los cuales también son mantenidos con nuestro dinero son los que hacen el trabajo al final; a ellos nadie los eligió en las elecciones, a ellos los eligen la analfabeta, la narcotraficante, la voleibolista, la que perdió una hermana por culpa de sendero y se cree heroína, la hija del asesino que sólo presenta mociones de saludo, el tránsfuga que se recicla según el cálculo de la ola, la momia política que pide licencia para ser ministro y poder robar a lo grande; el “sin título, el que cree que el legislativo es el paraíso de la vagancia, la anquilosis y la improvisación. Si quieren improvisar, que se pongan a tocar jazz, el Perú ya no está para experimentos. Los ciudadanos creen que porque atravesamos una etapa de crecimiento, el país está exento de experimentar un nuevo declive económico, ¡nada más falso que esa afirmación!, nuevamente los políticos le han vendido a la ciudadanía el cebo de culebra de que al Perú no lo para nadie.
Ni pesimismo ni retórica barata, nuestra economía no es tan fuerte como pretenden hacernos creer; el país ha sido entregado a los banqueros y a una cúpula de politiqueros que venden el Perú al mejor postor. Nos refriegan en la cara que nuestra economía crece para que sigamos votando por ellos; pero si la economía se cae, la culpa es de la crisis internacional, del crédito, de la baja de las exportaciones; nunca de ellos y de sus cochinos malos manejos y malas decisiones. Si el Perú crece, lo cual es saludable y bueno, es por el empuje de los ciudadanos, por la labor sacrificada y mal remunerada de los trabajadores, por las remesas de los peruanos que se rompen las espaldas en el extranjero, por la voluntad de la ciudadanía en endeudarse y  vender el alma al diablo por un crédito, por la recaudación asfixiante de la SUNAT y por la fe inquebrantable en que los políticos nada van a resolver y que la solución está en uno mismo.
Hemos dejado más bien, al cuidado de nuestros políticos, las cifras nacionales a nivel macro, esa ha sido su tarea… Que no se rasguen las vestiduras en que la estabilidad económica es la obra de un grupo de genios que tienen en su poder la fórmula para la salvación de las naciones; la estabilidad económica se forja con el sacrificio del pueblo, con la miseria y las privaciones del hombre de “a pie”, con nuestros impuestos, con nuestra vida confinada a la monotonía del entretenimiento farandulero y el fútbol mediocre, con nuestras deudas ante los bancos, con nuestra entrega en cuerpo y alma al dinero plástico, con nuestra adicción a la cerveza, al jolgorio y al consumismo, con el auge de la construcción y  los planes de pago a largo plazo. Lima tiene el peor sistema de transporte del planeta tierra y sin embargo seguimos creyendo que caminamos hacia el primer mundo porque nos construyen un par de trenes: TAMAÑA MENTIRA; acá seguimos quemando figuras antropomorfas en año nuevo, seguimos creyendo que los carnavales son una orgía divertida de agua sucia, lodo y ataques furtivos; creemos que los policías son corruptos y sin embargo los corrompemos todos los días, amamos las mentiras, y lo que es peor: nos las creemos; sentimos regocijo cuando un político grita una frase ordinaria en televisión y ya queremos votar por él porque creemos que ser pendejo es el requisito principal para gobernar nuestros destinos, a todo empresario sin capital le decimos Emprendedor, creemos en todo lo que escribe esa prensa mermelera y mercachifle; odiamos los libros y la lectura pero creemos erróneamente que existe un movimiento cultural decente, pedimos la libertad de un asesino sólo porque robó pero hizo obra, hacemos lo imposible por perdonar al ladrón y al indecente; por eso gente como Lúcar y Álamo Pérez siguen en televisión, se reciclaron en programas de corte social y reportajes apolíticos, y fueron aceptados nuevamente, olvidamos que se asociaron con la corrupción y la asquerosidad.
Nada de dictaduras ni revueltas cargadas de violencia. Democracia sí, pero una de verdad, una democracia sin mafias que desenmascare al ex militar que ablanda su discurso y lo derechiza para que no nos demos cuenta que está siendo financiado por petrodólares venezolanos, una democracia que no permita la ascensión al poder de la hija improvisada del asesino, y corrupto, y sátrapa, y extranjero. Una democracia que forme partidos políticos y no esos clubes de amigos que cada día  se asemejan más a esas vulgares services…  franquicias para conseguir empleos, asociaciones de ruindad sin ética, sin doctrina y sin principios.
Hasta hay voces que lanzan loas a la creatividad organizativa del estratega Montesinos; la miopía y la corrupción sistemática nos han sugestionado hasta impulsar la admiración por el  colaborador de los narcos, por el vendedor de armas a agrupaciones terroristas, por el comprador de canales de televisión y periódicos, por el creador (en dueto con el japonés) de células de aniquilamiento, por el destructor del poder judicial, por el traidor, el soplón, por el acumulador del dinero del Perú en paraísos financieros.
La derecha, el centro y la izquierda, todos tienen la culpa de esta mescolanza turbia y maloliente; y también los ciudadanos que votan con irresponsabilidad, las facciones independientes, las pasadas dictaduras, los indiferentes que no tienen nada que perder, los convenidos, los adolescentes con D.N.I, y la ignorancia… la maldita ignorancia que parece que nos sigue ganando la partida.

…! Revolución cultural……. Tarea urgente!.....

Fernando Bravo Prado.

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