martes, 9 de septiembre de 2008

..desagraviando a don PEDRO ESPINEL TORRES......



1964: restaurant "EL PARRAL", actuación del " TRIO E "
(Enrique Barahona;Ernesto Bravo y Enrique Bravo)


Estando cercana la celebración por el “día de la canción criolla”, se me ocurre escribir algo, acerca del vals “ Murió el Maestro” cuyo autor es el compositor también fallecido , don Pedro Espinel Torres, inspirándose al fallecer su compadre espiritual y del alma, el más grande compositor peruano de todos los tiempos, don Felipe Pinglo Alva, que como recordamos todos los peruanos y pinglistas en particular, dejó esta vida terrena, un aciago 13 de mayo de 1936.El maestro Pinglo fue padrino de las hijas de don Pedro Espinel, de Olga en 1932 y de Victoria en 1933, siendo la madrina la señora Rosa García. Tuve la ocasión de conocer en el año 1964 a don Pedro Espinel, conocido también como el "rey de las polcas" , cuando éste, era concejal en la Municipalidad del Rímac y quien escribe, se desempeñaba como funcionario de la misma. En una oportunidad, en su vieja casona del jirón Cajamarca, junto al restaurante “ El Parral “, ( de propiedad de la familia Barreda Muñoz), me confidenció, que él conoció a Pinglo el 15 de diciembre de 1926, en una grata reunión efectuada en la casa de la familia Meneses, que quedaba junto a lo que fuera el cine Olimpo. También me narró una serie de anécdotas que hoy recuerdo con mucha nostalgia, pero a la vez con la grata satisfacción de haber alternado con él por esos años.
De don Pedro guardó una, que me causó por esa época un gran desazón, porque recién me iniciaba a querer a nuestra música criolla y alternar con criollazos bajopontinos, como Gonzalo Toledo; Lucas Borja, "chito" Cornejo, "el pato" Rozas Moreno; el gran guitarrista Julio Arana Plaza ,”el bebe" para sus amigos; "el loco" Roberto Montes otro magnífico guitarrista; Jorge Bravo de Rueda y con funcionarios A1 de la Municipalidad bajopontina como don Jorge Camacho Bonilla ; Luis Mederos Pozo; Luis Izaguirre Rojas; Elman Figueroa Cavero; Francisco Chamorro Cortez; Carlos Risco ;Jorge Cupén ; Miguel Granados Pacheco; José Del Castillo Bustíos, entre otros señores de señores. Por esa época llegó a mis oidos y ya era vox populi en el ambiente criollo, que antes de que muriera Pinglo, nadie conocía a Espinel como compositor. Es más, se rumoreaba que don Pedro había "copiado" los temas del Maestro y que con posterioridad a su deceso, los presentaba como suyos, entre otros runrunes de nuestra ya conocida chismosería limeña. Cuentan que a los pocos días del fallecimiento del Maestro, en un inmueble de propiedad de don Obdulio Menacho, de los Barrios Altos, que éste cede un ambiente y se funda el Centro Social y Musical Felipe Pinglo Alva, siendo su primer presidente, don Pedro Espinel Torres.Y es así como don Pedro, haciendo caso omiso a las habladurías de que era un "copión" de los temas de su compadre Pinglo, que inicia su vasta obra autoral, componiendo una serie de bellos valses, entre los que tenemos: “El pobre ciego”;” Páginas rotas”;” La voz del corazón”;” Dos reliquias”; “Idilios pasados”; “El expósito”;” Celos míos”; y las polcas “Campesina”;” Anhelos”; “Gracia y donaire”; “Bom Bom Coronado”;” Ojazos negros”;” Me atormenta la inquietud”; “Ingratitud”.
También nos dejó como recuerdo, un vals dedicado a uno de los mejores futbolistas peruanos de esa época e integrante del mejor equipo peruano, el Alianza Lima:” Alejandro Villanueva”, y una serie de temas más, con lo que dejó sin piso a los comentarios de algunos mal intencionados.El diario “La Prensa” en su edición del 21 de junio de 1938 señalaba que Espinel había manifestado, que “Murió el Maestro” fue la primera creación criolla que había efectuado, tan igual como lo hizo Samuel Joya al componer el vals “Ave de paso” también en homenaje al inmortal Felipe Pinglo Alva.
Don Pedro también integró el trío “Los criollos de los Barrios Altos” (Espinel-Dongo y Heredia); paseando su arte musical por estas zonas, por abajo el puente, Monserrate, la Victoria y distritos aledaños, siempre con su señorío característico y mejor hablar, ya que con él se mantenía conversaciones muy amenas.Pedro Espinel compuso al morir su esposa, el vals “Más allá”, todo un himno al amor que le debemos profesar a nuestras compañeras de siempre, asi como también en un acto de despedida al fallecer su señora madre, Ventura Torres, compuso en pleno velatorio el vals “Remembranzas” teniendo como único testigo de esta bella obra autoral, nada menos que a su amigo del alma, don Gonzalo Toledo Crovetto. Como un homenaje a Felipe Pinglo, a don Pedro Espinel y a todos los que amamos lo nuestro, transcribo el vals “Murió el Maestro” de la inspiración de éste último, el que fuera magníficamente interpretado en un CD, por el “dúo Velásquez – Leturia” (Julio Velásquez "el Chavo" y Alfredo Leturia), y que al oirlo nos hace añorar tiempos idos acerca de quién fue don Felipe Pinglo Alva y que dice así:

. ”Cubierto de crepones inclinan sus guitarras los bohemios de hoy, con profunda pena ahogan sus acordes los de ayer también, de qué vale ocultar que es muy grande el dolor es que no pueden ya, lo que agita el interior del humano sentir. Los fúnebres heraldos dan a conocer la desaparición, del que fue otrora el genial intérprete de nuestras canciones; de meritorio saber de fecunda inspiración, de su capacidad se enorgullece ya el folklore nacional.
Murió el maestro sin par, hoy por tí ha de llorar la bohemia criolla; de luto están las guitarras todo es tristeza y dolor, a la necrópolis va en sentida expresión numeroso cortejo, disputánse el ataúd todos quieren cargar al amigo que fue.La ciencia fue impotente para salvar la vida de este ser genial, la muerte injustamente lo eligió para ella haciéndolo inmortal; pues la consagración que en vida tuvo él por su gran actuación, le conquistó un sitial rodeado de esplendor en la inmortalidad. Felipe Pinglo Alva el genial criollo de nuestra tradición, que otrora nos brindó el caudal limeño de sus producciones, con su muerte nos dejó gran vacío, porque es imposible encontrar otro Felipe igual”.
Esta sentida composición dice mucho de la calidad y vena artística de don Pedro Espinel Torres, quién no solamente fué el “rey de las polcas”, sino también el autor de muchos valses, que como “Murió el Maestro” nos recordará eternamente a FELIPE PINGLO ALVA.
El reconocido poeta don GERMAN SUNICO BAZAN hizo una décima en homenaje a don Pedro, quién también fue su amigo, y que lo transcribo a todos ustedes estimados lectores, y que dice asi:


En Naranjos, Barrios Altos,
nació Pedro Espinel Torres
fue compadre de Felipe
el “Felipe de los Pobres”.
En mil nueve treinta y seis
Pinglo hace que lo lloren
y Espinel, “Murió el Maestro”
enseguida le componen.
Deja la encuadernación
con las que hacía sus cobres.


Se acallan las guitarras
de la bohemia de entonces
y en un tiempo prudencial
reaparecen los acordes.
Sentimiento general,
era que el criollo ore,
pero lo hace y lo acompaña
con los mejores cajones,
que no hay criollo limeño
que no se acople a su golpe.



A Espinel desde niño
el ritmo alegre lo roe
y como “Rey de las Polcas”
por eso se le conoce,
y al marcharse Felipe
el criollo pendón recoge
y entra para suerte nuestra
a hacer sus inspiraciones.
Deja la encuadernación
y para vivir compone.



“De raza le viene al galgo”,
refrán que bien se conoce,
que a él le cae de perilla
pues nunca tuvo algún profe.
Su padre Eduardo Espinel
guitarrista de los “tromes”
junto a Guillermo Suarez
digitaban sus acordes
y el veía cómo adornaban
sus dos jaraneras voces.






Totalmente autodidacta,
fue don Pedro Espinel Torres
ni escolar, ni musical
jamás tuvo profesores.
Pero en los Barrios Altos
existían callejones
donde a diario sonaban
Buenos “palos trinadores”
y esa es Universidad
para mi, de las mejores.



Afronta con dignidad
de su economía, el golpe
y se muda al San Cristóbal
a buscar tiempos mejores,
hasta que junto al “Parral”
se traslada y conoce
lo que es ser concejal
cuando el público lo acoge
y por el Rimac trabaja
y por el Rimac se rompe.



“Celos míos”, “Remembranzas”
son valses de los mejores,
por nombrar tan solo dos
del Maestro Espinel Torres.
Y “Campesina” y “Sonrisas”,
polcas de alegres acordes
con que bien se jaraneaban,
en su época, los mayores.
Son títulos suficientes
la lista, sería enorme.


Vayan con todo cariño
estos modestos renglones
al poeta popular
que está en nuestros corazones.
Que al valse sentimental
con sencillez y sin poses
escribió para al criollo
saturarlo de arte y goce
y con sus tremendas polcas
darle alegría de dioses.


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