....Oscar Corcuera Osores... |
….Oscar Corcuera
Osores y su autobiografía….
“El pintor Oscar Corcuera Osores hace una semblanza conmovida de las
diferentes etapas de su existencia, y descubre al lector sus añoranzas y
predilecciones. Precisa, en breves trazos, la huella que dejaron en él el hogar
de su infancia, sus maestros, los paisajes recorridos, el aura popular. Se
siente satisfecho de ejercer la docencia y de haber incursionado en los
diferentes caminos del arte, incluyendo la poesía y la música.”
OSCAR CORCUERA
Que difícil le resulta a Oscar hablar de Oscar. Seria
necesario que se desdoblara para referirse a él como profesor, como padre de
familia, como pintor. O mejor, simplemente como hombre, amante de la sencillez,
enamorado de su tierra, entregado a su familia, a sus alumnos y a su arte: pero
permitámosle que hable sobre su última faceta en la que también se involucran
otros.
El arte lo llevo en la sangre. Mi padre (Oscar E. Corcuera),
que fue absorbido por la magistratura, cultivaba la pintura, la poesía y el
periodismo .Dejo mucho material suelto: Obras de teatro, poemas, cuentos,
dibujos y pinturas. En su juventud fue fundador de algunas revistas: La Patria y Golondrinas, que dirigió, y que se
editaba en su tierra natal, Contumazá. A mi madre (Ana Maria Osores Amoretti) le
gustaba la música, tocar guitarra y cultivar flores en sus macetas.
Soy el tercero de 10
hermanos: Marco Antonio y Arturo son poetas conocidos, y mi hermano Carlos,
como el suele decir, es el “normal de la
familia”, el gustador y celebrador de todo lo que hacemos, Maruja, Teresa, Zoila;
Nelly, Ana y Consuelo completan el cuadro familiar, también varias de ellas
tienen aptitudes artísticas que se
reflejan en el canto y en la artesanía, especialmente en la orfebrería.
Me case con Olga Ríos Rivas, leal compañera, y apoyo
significativo en mis trabajos, Soy padre de una familia numerosa: Rocío,
Belinda, Oscar, Perla y Rosavel, todos
ellos tienen mejores condiciones que yo para el arte, la vida les obligara a
encontrar sus caminos.
Cuando pinto lo hago internándome en la tierra. Nunca he seguido
los ismos importados de moda. Pinto lo que considero mi verdad. Sin pensar en la ajena ni en el gusto de la
critica. Me inspiro en el paisaje andino, que lo llevo dentro de mí; en el hombre del campo,
con todo lo que pesa sobre él. Comencé pintando al aire libre como los
impresionistas, a los que admiro profundamente. Fue precisamente con un paisaje
que gané mi primer premio de pintura. He nacido en Contumazá, un hermoso pueblo
de Cajamarca, pero he recorrido todo el Perú enriqueciéndome con el contacto de
su gente, de sus callecitas, de su lluvia, de sus campesinas, que con el color
de sus polleras le dan alegría al paisaje.
He pasado en mi juventud largas temporadas junto al mar. Así
que me sé también sus secretos a través
del azul verdoso de las olas y el rojo intenso de sus crepúsculos. Mi paleta ha
recogido sus colores en todas sus gamas, que van del mar a los arenales, deteniéndome
también en las viviendas marginales, Hice una exposición que, bajo la motivación
de Neruda, titulé: “Residencia en la Arena”. Donde asoma
también en medio del esplendor de un atardecer, la soledad del desierto y de
los pobladores olvidados.
Los caballos también han sido un tema que me apasionó por un
tiempo. Seguramente tenía fijos los recuerdos de haberlos visto por los
caminos, en mi niñez, en Contumazá. Yo mismo solía montar y realizar largas
caminatas. Mi hermano Arturo, refiriéndose a la muestra que hice, escribió: “Yo veo en los ojos de estos caballos todo
el horror empozado, la infinita tristeza y el desamparo profundo del hombre peruano en esta hora aciaga”.
Estudié pintura en la Escuela Nacional de Bellas
Artes. Fueron 14 años preciosos. Aprendí
pintura, grabado, dibujo, pintura mural al fresco. Mis maestros fueron: Don
Carlos Quispez Asín; Sabino Springett, Manuel Ugarte Elespuru y Gutiérrez
Infanta. No olvido sus enseñanzas llenas de sabiduría y de bondad. Don Carlitos
le decíamos a Quispez Asín, los que más lo queríamos, otros lo llamaban
“Chaparro”.El se reía, era muy conversador y un gran contador de anécdotas. Nos
refería su amistad con Salvador Dalí, a quien le hizo un retrato. Nos hablaba también
de su hermano César Moro. Alguna vez nos leyó sus poemas.” Ud. siempre me pide consejos-me dijo un día pero casi nunca los toma
en cuenta”.En otra oportunidad, con
ese afecto generoso de gran maestro: “ Ud.
tiene un buen dominio del color que ya lo quisiera yo”.Su desprendimiento
llegaba a esos extremos.
Springett se detenía un buen rato en cada trabajo de sus
alumnos y nos hacía importantes observaciones. Nos daba consejos. El
consideraba que yo pintaba como se me daba la gana. Una vez, viendo un paisaje
mío, me dijo: “Tu pintas como Camilo
Pizarro, guardando las distancias desde luego”.Recién supe aquel día que existía aquel pintor. Tal
vez en ese momento empezó mi interés por los impresionistas, entre los que Van
Gogh y Gauguin ocupan un sitio de privilegio en mi corazón.
Juan Manuel Ugarte Elespuru
fue también un gran maestro. La escuela bajo su dirección pasó su mejor momento.
Fue la época de oro. Todos lo respetaban y lo admirábamos, hasta por cariño
algunos lo llamaban el “Sordo”.Don Juan
Manuel nos daba gran libertad para
pintar, conversador como pocos y bromista de fina estirpe.
Gutiérrez Infanta ha sido uno de los mejores profesores de
retrato que ha tenido la
Escuela. También recuerdo a los hermanos Diego y Oscar López
Aliaga y a Chávez Bayona, retratistas de
los buenos.
Los años de la
Escuela me significaron además de buenas amistades, algunas
incluso de años superiores: Miguel Ángel Cuadros, Delfín, Tilsa, Quintanilla,
Galdos Rivas, Lucy Rivera, Espinoza Dueñas, Zapata, Humareda, Humberto Chávez,
Eulogio Contreras, Ángel Chávez. Las
enseñanzas de don Carlitos ( gran
muralista) me ha dado la oportunidad de pintar varios murales: en la fachada
del Colegio
HIPOLITO UNANUE ( 15 m2), en la fachada del Colegio Albert
Eistein ( 18 m2),
uno en homenaje a Tilsa ( 12
m2), realizado en casa de mi hermano Arturo, otro en el
Teatro Universitario de San Marcos ( 7m2).Cuando Don Carlitos vio el que hice
en el HIPOLITO UNANUE dijo: “ Esta muy bien, tiene el encanto de
un tapiz chino”.
El paisaje del
Callejón de Huaylas también me enseño mucho, tanto como los maestros que tuve. Viví
cuatro años en Huaraz. La cordillera Blanca y Negra se metieron hondo en mis
ojos y en mis pinceles. Por eso se refleja tanto la tierra y el hombre de esa
georafía escarpada en mi obra.
Años en Huaraz de mi juventud deportista, jugaba de arquero
en un equipo de primera división. Miro ahora con añoranza, como trofeo de
mocedad, mis diplomas y medallas futbolísticas. El deporte, la poesía, la música
popular han sido aficiones que me han acompañado toda mi vida.
He publicado tres libros de poemas, y he compuesto muchas
canciones, entre ellas “ARRIBA
ALIANZA” que se cantan en los estadios y la difunden las radios y la
televisión .Esta polca ha alcanzado la notoriedad que acaso no ha alcanzado mi pintura.
Actualmente continúo alternando el ARTE y la DOCENCIA en el Colegio Alejandro Deustua. Enseñar me ha deparado infinitas satisfacciones, El
contacto permanente con la juventud me ha enseñado mucho y me ha regalado
recuerdos inolvidables.
…Así es, a grandes
rasgos, mi vida……sencilla como mi pintura (Oscar Corcuera)…
(*) Texto integro extraído de una revista local, que circulara entre los
miembros de mi Promoción HU-1961 “Mario Márquez Zorrilla” del Colegio Nacional de Varones Hipólito Unanue, en la clase del recuerdo que dictara el
pasado viernes, nuestro profesor de arte don Oscar Corcuera Osores, dentro de la programación por nuestras Bodas de Oro.
Enrique Bravo Castrillón
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