jueves, 30 de mayo de 2013

..Lat den râtte komma in (Déjame entrar)...



…viendo y hablando de cine…
Låt den rätte komma in (Déjame entrar)
 
Por: Fernando Bravo Prado
 
Låt den rätte komma in (Déjame entrar) (“Criatura de la noche”, en Perú) Suecia / año 2007 / dirigida por Tomas Alfredson. Las películas de vampiros (sub-género del cine de terror) casi siempre han presentado adefesios cinematográficos en donde, o los vampiros lucen como galanes juveniles, o se presentan como monstruos con dientes de sable que son destrozados por espadachines encuerados. “Låt den rätte komma in” es una prueba de que el género aún puede producir interesantes piezas en donde el vampirismo es un pretexto para narrar una bella historia de amor y solidaridad, a pesar de la truculenta narración y los execrables actos perpetrados por algunos de sus protagonistas.
“Låt den rätte komma in” cuenta la historia de un niño de doce años que sufre bullying escolar y que entabla amistad con una niña vampiro en Blackeberg, un suburbio de Estocolmo. El desarrollo de la historia fluye sin muchos halos de misterio; el espectador rápidamente advierte que la niña es una vampiresa y que el anciano que convive con ella, o es su padre, o es su cuidador, o es su concubino. Es en el vínculo que se establece entre la niña y el niño donde la película acierta notablemente y logra crear un efecto de complicidad y amor que se presenta con gran maestría en la pantalla. Los ataques de la niña vampiresa contra algunos transeúntes, o los crímenes del cuidador contra personas en la búsqueda de sangre para su protegida, son aspectos escénicos ineludibles y necesarios, ya que la película es sobre vampiros, y estos requieren de sangre para poder vivir. La inocencia del niño y su desamparo crean un sentimiento de ternura conmovedor que es retratado con gran talla en el film; la protección y defensa brindada al niño por la vampiresa hacia el final de la película es una rúbrica cinematográfica de gran factura. El film trasluce una impresión artística muy bella, que muestra con vértigo un auténtico cariño y complicidad entre sus protagonistas, y que estructura la narración de una historia de amor incondicional contada con fineza, a pesar de las escenas sangrientas, a pesar de los evidentes claroscuros propios de una película de terror, los hándicaps vampirescos tales como la fotofobia y otros artilugios propios del género, que seguramente fueron ineludibles y obligatorios al realizar la adaptación. Pieza, altamente recomendable.
 
Fernando Bravo Prado
10-Septiembre-2010
 
 
Enrique Bravo Castrillón
http://losproblemasqueyoveo.blogspot.com//
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