domingo, 19 de mayo de 2013



La JOSEFA, JOSEFINA

Interesante crónica escrita por Manuel Acosta Ojeda, publicada en el diario “El Peruano” que comparto con ustedes estimados lectores.

La Josefa, forjadora de una trinchera de sabor, música y tradición.
Por: Manuel Acosta Ojeda. Músico y compositor

Nuestra música. La madre del músico Félix Valdivia Cano mantuvo viva la tradición arequipeña del buen comer e inspiró a varios artistas characatos.
Mi reciente viaje a la Ciudad Blanca sirvió para reencontrarme con amigos de toda la vida. Visitamos juntos las pocas picanterías que agonizan por falta de yaraví.
El cemento ha vencido al verdor de La Campiña, privándonos del silbido dulce y doloroso del viento sobre las cebollas y el lacayote. Sin embargo, no ha podido extinguir la férrea voluntad de las picanteras y los tercos defensores de sus tradiciones. El 20 de agosto de 2012 se fundó La Sociedad Picantera de Arequipa, en la casa de La Lucila, recientemente desaparecida.

PICANTERIAS, SANTUARIOS


Esta noticia trajo a mi recuerdo la picantería de la madre del músico, el doctor Félix Valdivia Cano, quien aprendió a tocar la guitarra en ese santuario lleno de humo, que no era de inciensos ni velas, sino de leña al rojo vivo, como del color del rocoto.
La Josefa, doña Josefita, hija de don Mariano Cano Barriga y doña Honoria Aguilar, atendió su picantería desde 1940, en el barrio de la Antiquilla-Pampita de Zevallos 199.
Nació en Yanahuara el 19 de marzo de 1902, mujer de buen humor, timbrada voz, manos sabrosas y celosa guardiana de sus secretos culinarios, fue la cocinera preferida de personajes de renombre como Benigno Ballón Farfán, Percy Gibson, Teodoro Nuñez Ureta, Sixto Recabarren Tohalino, César Atahualpa Rodríguez, Ángel Muñoz Alpaca, los hermanos José y Víctor Dávalos, Juan Guillermo Carpio Muñoz y tantos otros personajes que han hecho y siguen haciendo la historia de Arequipa.
El 9 de mayo de 1980, junto con el humo de su vieja leña, partió la hermosa voz de La Josefa, dejando al guiñapo llorando lágrimas de chicha y más triste al yaraví. Abrazados a su pecho se iban con ella el secreto de los aderezos, la pierna mechada, los dobles, los caldos, la matasquita, la racacha.

Apoyadas en el sillar de las paredes, aflojaron sus cuerdas guitarras, mandolinas y charangos; mientras que las chombas panzudas –las vasijas para tomar chicha–, imitando la lava del Misti, arrojaban espuma. En 1974, el poeta Pedro Emilio Zuzunaga Riega dedicó unos versos a la legendaria picantera, que tuvo en sus manos el mejor arte.

La Josefa

(Extracto del poema de Pedro Zuzunaga Riega)

Bancas vacías. Mesas quietas.
Costal de papas a un lado.
Encima de una mesa están las habas,
Los choclos, las cebollas, la verdura,
Que "La Josefa" maneja con ternura.
Figurita menuda, todo nervio.
Carga la leña. Atiza la cocina.
En una cazuela prepara la matazca,
en otra condimenta el escabeche,
el tallarín espera ponga leche.
Loros, patitas, costillares,
Junto con la "ocopa" y los rocotos.
Solicitan la presencia de esta hada
que va y viene, prepara la ensalada,
Mientras gimen las ollas
Y la "nata" en la chicha hace olas.
Señora de las ollas y la chicha,
¡cuánta dedicación hay en tu arte!
Todos los días, desde madrugada,
Hasta entrada la noche estás parada.
No hay reposo para tu cansancio
Siempre feliz en medio de cazuelas
De vez en cuando te brindan con un "bebe"
Y estás atenta para ver quien debe.
Se vienen la noche. Las ollas vacías.
Suenan las guitarras (...)

Enrique Bravo Castrillón
Promotor Cultural
http://losproblemasqueyoveo.blogspot.com//
… ¿Nos preocupa? …

No hay comentarios: