viernes, 29 de agosto de 2008

Felipe Pinglo y "Jacobo el leñador"


“Rendido por el infortunio... al pueblo avanza el leñatero. El peso del añoso leño, aumenta su sufrir tan lento... su frente con profundos surcos, color de plata su cabello”... ¿Qué lindas líneas la de este vals, no?, pues bien estimados lectores de este blog , el maestro Felipe Pinglo Alva, utiliza correctamente el término leñatero... y no nos dice: “al pueblo avanza el leñador”... (como aparentemente debería ser) ¿ nos preguntamos por qué?... bien, tanto el término leñatero, como el término leñador, son correctos, y Pinglo lo aplica indistintamente con el criterio fino de mantener la melodía de ésta su inspiración.

Haciendo un poco de historia diremos que en nuestra patria, desde la época de la colonia, siempre se usó el término leñatero... Juan de Arona, nos dice que en la gramática y vocabulario quichua del padre jesuita español, Diego de Torres Rubio, se encuentra la palabra leñatero, tal como también lo indica el diccionario de Peruanismos editado en 1883.

De otra parte don Ricardo Palma, en “Papeletas lexicográficas”, describe someramente que leñatero......... “es el que vende leña en América”... el diccionario de entonces atribuye esta denominación, al leñero.

El fin, son cosas de entendidos en gramática... de este comentario, podemos resumir que Pinglo, aplicando correctamente la gramática, tituló este vals con el nombre de “Jacobo, el leñador”, tan es así que en el texto mismo de su inspiración utiliza ambas terminologías.

Noten pués estimados lectores, como Pinglo sin usar terminologías deslumbrantes ni estridentes utilizó las palabras de manera acertada y correcta, demostrando que contaba con un amplio bagaje cultural producto de sus lecturas, que lo convirtió en todo un intelectual y nos permitió que todos sus temas... si señores... todos sus temas nos dejen mensajes de amor... mensajes de alegría... de tristeza, de cariño al ser amado y fundamentalmente de inspiraciones con mensaje social.

Pinglo como se sabe, nació en Lima, el 18 de julio de 1899 en la calle del Prado, fue hijo de un modesto normalista. Estudió en la escuela fiscal “Los Naranjos” y en el “Sancho Dávila” del Carmen Bajo, para seguir luego la instrucción secundaria en el Colegio “Guadalupe”.

Pinglo, no sólo abrió una nueva etapa de la canción criolla, sino, además, dejó una leyenda, una obra de un profundo valor estético y un alma y un recuerdo invencible, imperecedero y sin lugar a dudas grabado y sellado hacia la posteridad.

Pinglo es tan grande como Arguedas o Mariátegui, retrató la ciudad como nadie antes lo había logrado. Él hizo el trazo musical y poemático de sus calles y barrios, y se metió urgido de mensajes a las casas vecinas para cantar y exaltar el drama de las más distintas gentes, desde Luis Enrique, “el plebeyo”, hasta el mendigo hambriento y triste, pasando por el vals de gran contenido social, como fue “el canillita”.

Pinglo amó tanto al amor como nadie en esa Lima ya dormida, compuso a la ciudad de estancias memorables, a los compositores y amigos que se marcharon antes que él, cantó a los espejos que son a veces el retrato mas confidencial de nuestras propias vidas, cantó a las flores que forman un bouquet con su regalo de colores y perfumes, y cantó también a los sueños de opio que en una época eran requerimientos de una bohemia poética y recurrente de las estrechas calles de Capón, Albaguitas y Siete Jeringas, en el tradicional Barrios Altos.

El poeta anduvo pobre y sin pedir nada, cuando una penosa enfermedad que se le presentó con una tos inapagable, se lo llevó el 13 de mayo de 1936, en una casa de la calle de La Penitencia... este fue Pinglo... ¡éste fue el Pinglo educador!.......éste fue el Maestro Pinglo.

1 comentario:

Unknown dijo...

jstVerdaderamente es muy agradable ver como aún existen "Señores Periodistas", que llevan en la sangre, la Comunicación de las Grandes Masas, tanto del Género Popular como Histórico.
Me enorgullesco de conocer a Don Enrique Bravo Castrillon, todo un "Señor Periodista" y un Profesional a cabalidad.
Ojala que siempre nos sorprenda; como es su costumbre, con estos informes y reportajes propios de él.
CPC. JOSE MANUEL CANO SALVATIERRA